Una
mujer se enfrenta al pasado, para descubrir la verdad y solucionar los conflictos
personales no resueltos, en una película sobre el amor, la traición y el
instinto de supervivencia
Película: Phoenix. Dirección: Christian Petzold. País: Alemania. Año: 2014. Duración: 98 min. Género: Drama. Reparto: Nina Hoss (Nelly), Ronald Zehrfeld (Johnny), Nina Kunzendorf, Michael Maertens,
Imogen Kogge, Frank Seppeler, Daniela Holtz, Kathrin Wehlisch, Michael
Wenninger, Claudia Geisler. Guion: Christian Petzold, Harun Farocki; basado en
la novela de Hubert Monteilhet “Regreso de las cenizas”, . Distribuidora: Golem. Estreno
en España: 4 Junio 2015.
Junio
de 1945. Nelly, una superviviente de Auschwitz, regresa a su Berlín natal
gravemente herida, con la cara desfigurada acompañada por Lene, de la Agencia
Judía y amiga suya antes de la guerra. Poco tiempo después de pasar por una
traumática operación de reconstrucción facial y a pesar de las advertencias de
su amiga, Nelly se empeña en buscar a su marido Johnny. Toda la familia de
Nelly ha muerto en el Holocausto y Johnny está convencido de que su mujer
tampoco sobrevivió. Nelly consigue encontrarle, pero Johnny no la reconoce.
Sólo ve a una mujer que le recuerda a su esposa. Nelly quiere descubrir a toda
costa si Johnny la amó realmente y si la traicionó, por lo que acepta hacerse
pasar por sí misma
Phoenix nos traslada a
Alemania justamente a finales de la II Guerra Mundial, para mostrarnos el poso
psicológico que deja una guerra, ósea, las culpas y conflictos personales no
resueltos, un estudio sobre la identidad, la traición y la supervivencia.
Su
director, Christian Petzold, posiblemente
uno de los más notables de la escuela de Berlinesa, nos habla de un tema
recurrente, pero abordado desde un punto de vista totalmente innovador.
Ha
dirigido muchas series de TV, aunque lo conozco tras ver su anterior película “Bárbara”, donde repite con Nina Hoss, su actriz fetiche, donde encarnaba
a una enfermera de la RDA que deseaba reunirse con su pareja en el Oeste.
Estamos
ante una película muy emocional, incómoda, oscura, melodramática, inteligente,
donde una mujer judía, una superviviente del horrible campo de exterminio Auschwitz,
con la cara desfigurada, es ayudada por un cirujano, que le reconstruye su cara
de la manera más parecida a como era antes.
Su
intención, reencontrarse con su marido, sobre el que sospecha, fue su delator.
El
marido, aunque ve su gran parecido, no la reconoce, pues la cree muerta en el holocausto,
pero ve una oportunidad única de salir de su triste vida, pretendiendo hacerla
pasar por su esposa y cobrar así una jugosa herencia.
Ella
accede, por varios motivos, el principal, aún lo ama, el secundario, porque
desea saber si él verdaderamente la amo algún día y porque no, acabar
descubriendo si realmente, él fue su delator.
La
trama está servida y nos dibuja una Alemania desolada por la guerra,
mostrándonos algunas de sus secuelas, las emocionales, las que más cuestan de
subsanar, dejándonos un sabor amargo, pues empatizas rápidamente con la
protagonista femenina, asumiendo su dolor como propio y adentrándote en un
mundo, donde la venganza, se sirve en plato frío.
La
película toma el nombre, del club donde se produjo el reencuentro entre la ex cantante
y su marido el ex pianista.
Una
película que adquiere su fuerza gracias a una recreación y atmósfera muy
cuidada, una fotografía oscura, tan turbia como la historia narrada.
De
nuevo la actriz alemana Nina Hass
vuelve a darnos un recital interpretativo de saber hacer y estar, parece
natural, emana verdad y eso no es fácil de conseguir, además es capaz de seducirte con su dulce mirada.
Phoenix nos adentra en un oscuro mundo sobre la identidad, mostrándonos una vez más el lado oscuro del ser humano, una película para disfrutar y sufrir a la vez, para reflexionar y ver que los conflictos nunca son el camino y que estos dejan secuelas físicas y emocionales, tanto a vencedores como a vencidos, donde el ser humano es el gran derrotado.
BIEN ALTO
ya no veo películas sobre la segunda guerra mundial. un tema agotado para mí. la última el pianista, excelente, ya está
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