Entrevista a INMA CUESTA

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La actriz Valenciana Inma Cuesta, estrena La novia, un trabajo lejos de su zona de confort, la comedia romántica, en el que brilla con luz propia, cuya sola presencia llena la pantalla, en una actuación llena de matices, para ella fue un lujo interpretar éste mítico personaje.
¿Cómo te llega el proyecto?
Tengo una llamada de Paula, diciéndome, que lleva imaginándome para el papel de la novia, quería verme y escucharme citar los versos de Lorca, es así como comienzo el viaje, casi llevada por el destino.
¿Cómo has vivido el rodaje de LA NOVIA?
Estuvimos rodando sobre todo en los Monegros y en Huesca, en la Capadocia se rodó otra parte, cuando ruedas la película eres consciente relativamente en lo que se convierte, hasta que no ves la película, como el director de fotografía (brillante trabajo) ilumina, en como la música hace crecer una secuencia, en como el paisaje se convierte en un paisaje más de la película, los lugares donde rodamos eran muy curiosos, unas localizaciones muy hermosas, pero de eso a lo que ves al final hay un salto muy grande.
¿Trabajar con este elenco de actores es todo un lujo?
Era muy importante que hubiese un equilibrio entre Alex y Asier, el novio y Leonardo, pues la visión que tenía Paula eran dos fuerzas de la naturaleza que arrastraban a la novia de la misma manera poderosa, no era justo ni honesto dentro de lo que queríamos contar, que el novio estuviese en desigualdad de condiciones con Leonardo, son dos hombres magnéticos, cada uno ama en planos diferentes, para mí ha sido un regalo, trabajar con ellos, pues son una fuente de inspiración, estamos ante una labor de equipo.
¿Cómo encaraste interpretar a uno de los personajes más importantes de la literatura lorquiana?
Desde el primer momento siendo consciente del privilegio que suponía interpretar a la novia de Bodas de sangre. Evidentemente, con una gran responsabilidad y siendo consciente del reto que suponía. Ha sido un vivir.
¿Cómo preparaste el personaje? ¿Te marcó Paula algunas pautas?
La obra original y el universo lorquiano estaban muy dentro de mí. Paula siempre me lo dijo: "Es como si en ti fuera algo que saliera de manera natural". Bodas de sangre es una obra que he leído, releído y memorizado muchos de sus textos cuando soñaba con ser actriz. Es curioso como, de repente, la vida me la ha puesto delante cuando he estado preparada, para vivirlo y contarlo. Con Paula sobre todo trabajamos el texto, porque la mayor dificultad es, que siendo un lenguaje cinematográfico, el verso, toma una dimensión importante y era necesario que se entendiera, llegara y no alejara al espectador. Trabajamos el texto para que tuviera verdad. Desde ahí hemos trabajado todos los actores.
¿Otra dificultad para tu interpretación fue la parte visual de la película?
No, eso está fuera de nuestro alcance como actores. Cuando interpreto el personaje, no estoy pensando en el resultado final con esos elementos, estoy viviendo el personaje desde la verdad más absoluta. Cuando de repente todo el material llega a las manos de Paula y lo convierte en esa maravilla de baile perfecto, todo acompaña. Como actor no eres consciente de eso y no hay diferencias con otras interpretaciones para otras películas.
Hablando de bailes. La escena de danza dentro de la película, una de las mejores, ¿fue difícil de rodar?
Sí, lo fue mucho. Ese momento es uno de los claves de la película, ella se deja llevar por el fatum y se pierde, se arrastra. La secuencia fue compleja, porque era mucha gente, la hoguera, la coordinación. Muchas horas y muchas veces. Afortunadamente, ha quedado preciosa.
El personaje de la novia es de origen teatral. ¿Interpretarlo delante de la cámara supone alguna diferencia en tu preparación?
Es un lenguaje diferente, pero independientemente de eso, el trabajo como actriz debe partir del mismo sitio: la verdad. La maravilla del teatro es poder hacer ese recorrido emocional de una manera continuada. En el escenario te vas cargando y llegas al final y en la película es complicado llegar a la emoción, porque no se rueda cronológicamente. Debes tener muchas herramientas y mucho imaginario en tu cabeza para llegar a ese nivel de carga emocional. Es absolutamente agotador.
Tu personaje está en el centro, entre la tranquilidad del novio y la pasión de Leonardo. ¿Hacia dónde te irías tú?
No te sabría responder. Aquí, a la novia, lo que le ocurre es que está en una encrucijada, de amor, sintiéndose arrastrada, por dos fuerzas de la naturaleza, desde planos diferentes, pero con la misma fuerza poderosa. Lo que le ocurre a ella y lo que esta tragedia viene a contar es que hay algo por encima de nosotros mismos y de nuestra razón que es el destino. Esta obra me ha llegado, cuando he sido capaz, de entender esos dos amores y todo lo que le ocurre a la novia. Soy muy pasional, así que imagino que me ocurriría como a ella. Pero no me casaría, me hubiera ido mucho antes.
Paula reivindica recuperar nuestra literatura y explotarla en el cine. ¿Qué papeles te gustaría poder escoger dentro del enorme abanico de posibilidades?
Es cierto que hay que reivindicar los clásicos y llevarlos al cine. Se han hecho adaptaciones, pero faltan muchas. Me gustaría interpretar El público” de Lorca. No entiendo las reticencias a adaptar clásicos, puesto que nos traen historias que son nuestras raíces con temas universales: amor, muerte, pasión... Son clásicos porque son universales y atemporales. Bodas de sangre seguirá emocionando en el futuro, como lo ha hecho ya y lo está haciendo ahora.
Varios de los detractores de La novia acusan a la película de pervertir a Lorca. ¿Qué les responderías?
Respeto absolutamente sus opiniones y entiendo que algunos espectadores no entren en el viaje emocional de la película. Estoy en desacuerdo, sencillamente porque lo que Paula ha hecho de una manera muy inteligente y valiente, es ir más allá de la obra. Paula ha echado a volar Bodas de sangre y la ha convertido en La novia. Es absolutamente fiel a Lorca: a su mundo onírico, su surrealismo, su poesía. No olvidemos que en la obra original hay un personaje que es la Luna y otro la Muerte. La obra está llena de símbolos y Paula ha sabido plasmar el mundo lorquiano brillantemente. Si Federico viviera estaría muy contento con la película.
Para Paula la película es muy personal. Tú te tomaste el papel desde una gran responsabilidad. ¿Es la película de la que más orgullosa te sientes?
Todos los personajes y pasos que uno da en la vida son importantes. Todo eso me ha llevado hasta aquí y sería ingrato no reconocerlo. Es una película que me ha zarandeado de una manera especial y me ha transformado. El viaje ha sido absolutamente apasionante. Como requiere de una gran responsabilidad uno tiene más nervios que de costumbre.
Cuando elogian el trabajo que realizas, ¿cómo te sientes?
Los elogios siempre me los tomo con mucho pudor. Sin embargo cuando algo dicen mal, sí me fijo más. Me lo tomo con alegría, es muy bonito, porque ha sido un trabajo muy animal y salvaje al que he entregado cosas muy íntimas y me he desnudado mucho, física y emocionalmente. Que el viaje que me he pegado que a la gente le llegue es gratificante.
Desde el estreno de La voz dormida, tu carrera en el cine está imparable. ¿Cómo afrontas el éxito?
Vivo todo esto de una manera muy tranquila, muy cauta. Tengo muchas raíces, no soy aire, soy de tierra y lo vivo con gratitud y alegría. Soy consciente de que esto es una carrea de fondo y lo que quiero cada día es seguir aprendiendo y ser mejor actriz. Mi trabajo me apasiona, pero tampoco sé que quiero ser de mayor. Y lo digo de verdad, no pienso en el futuro, quizá me cruzo y quiere dedicarme a plantar tomates. No lo pienso, lo disfruto.

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