LAS VÍRGENES SUICIDAS

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carteles de LAS VÍRGENES SUICIDAS
La directora Sofia Coppola, nos deleita con una brillante opera prima "Las virgenes suicidas" (1999), un drama con sabor agridulce, donde la directora capta de manera espléndida la fragilidad de la adolescencia, llena de sueños, pero también de miedos e inseguridades.

La película nos lleva a una tranquila ciudad conservadora de EEUU, donde vive la familia Lisbon, compuesta, por dos padres rectos y autoritarios, junto a sus cinco bellas jovencitas, que son el objeto del deseo de los chicos del barrio. Pero esta no es una típica historia de adolescentes y tras el suicidio de una de las hermanas, Cecilia, y el acto de rebeldía de Lux (Kirsten Dunst), los padres de estas (James Woods y Kathleen Turner), deciden encerrarlas tras los muros de su hogar, donde solo pueden soñar como serían sus vidas, las chicas deciden rebelarse contra la represión paternal, convirtiendo el suicidio en un acto familiar.

Familia Lisbon - Las Vírgenes Suicidas
Sofia Coppola, con un estilo visual típico de los setenta, una preciosa dirección artística, una atmósfera asfixiante y una fotografía cálida, adapta al lenguaje cinematográfico, con gran habilidad, sutileza y magnetismo, la novela homónima escrita por Jeffrey Eugenides, quien describe el doloroso paso de la adolescencia a la edad adulta.

Cine de autor,  donde la directora muestra tener una gran soltura, adquirida sin duda al presenciar los rodajes de las grandes películas dirigidas por su padre, el genial, Francis Ford Coppola, aunque ella tiene un lenguaje propio, sus planos son largos, estáticos e intimistas, dotando a la película de un ritmo lento que sabe captar la atención de un espectador que se mantiene atónito a los hechos mostrados con la destreza de un experto director.


Desde sus inicios ya nos enseña por donde irá la película, pues tras el primer intento de suicidio, Cecilia se encuentra tumbada en la cama del hospital y el doctor le pregunta "¿qué haces aquí cariño, eres muy joven para saber lo malo que es la vida", a lo que Cecilia responde "obviamente doctor usted nunca ha sido una chica de 13 años", aquí el espectador ya se da cuenta, que uno de los temas a tratar será sin duda los problemas de la adolescencia, pero no es el único pues Sofía Coppola, arremete con dureza, contra el puritanismo, la falsa moral y la hipocresía de la sociedad americana.

La película no solo enseña las dificultades de ser adolescente, sino también, lo complicado de ser padre, pues una cosa es ser protector y otra sobreprotector, y los extremos nunca son buenos, como bien muestra la película, pues cuanto más los atas en corto, más desean ser libres, como demuestra la escena donde las niñas enclaustradas en su habitación, se evaden con folletos de viajes imaginando que van a destinos maravillosos, ellas aman la vida que sus padres no les dejan vivir y con esa frustración juega la película, desarrollándola de manera magistral hasta su escabroso final.


Excepto por los exquisitos Kathleen Turner y James Woods, que dibujan a la perfección a sus personajes, Sofía Coppola, confía en un elenco actoral semi desconocido pero que aporta una gran naturalidad a sus personajes, sin duda destaca Kirsten Dunst, una chica que empezaba a despuntar por aquel entonces y que este papel sin duda marcó su ascendente carrera, mostrando el buen hacer de Sofia Coppola con los actores.

Muchas son las escenas que te cautivan al ver la película pero voy a quedarme con una que sin duda explica esa atmosfera asfixiante a la que sometian los padres a sus hijas, es la escena donde Trip se presenta en casa de Lux con la esperanza de pasar una tarde romántica viendo la tele con ella. Pero cuando llega, se encuentra con la realidad de esta familia, donde la matriarca (excelente Kathleen Turner) sentada entre él y el objeto de su amor, una Lux que se limita a tejer, hasta que se le ocurre poner su pie desnudo en la mesa de centro y a jugar con él, lo que interesa y de que manera a un Lux que no quita ojo, hasta que la madre se da cuenta y le hace quitar  el pie de la mesa de centro, una escena inocente captada con gran sensibilidad y sensualidad, donde solo viendo las ropas de la madre de Lux ya te das cuenta del puritanismo de este personaje.


"Las vírgenes suicidas", es una película dura, sorprendente, magnífica, desarrollada con elegancia por una Sofia Coppola que definitivamente brilla como directora más que como actriz, una de esas películas que marcan al espectador y que son difíciles de olvidar, no solo por lo que cuenta, sino por como lo cuenta, la obra maestra de una joven directora, a la que sin duda hay que seguir.

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